lunes, 29 de noviembre de 2010

D.E.P Como Puedas.


7:10 de la mañana.

Me levanto de la cama y lo primero que hago es abrir la ventana. El día está nublado, llueve sin parar. Más me vale abrigarme. Lo hago con pocas quejas, a decir verdad me gustan mucho los días que lucen tristes. Ahí está la clave. Los días que lucen tristes, no los que lo son.

Y hoy es un día triste porque ha fallecido el enorme Leslie Nielsen. No voy a contaros ni cuándo ni dónde nació, ni en que películas participó, ni nada por el estilo. Podéis encontrar miles de artículos, biografías y/o filmografías por cualquier lado, mucho mejores que cualquier dato que pueda dejar yo aquí. No. Yo vengo a hablar de lo que ha significado para mí, de lo que ha significado para mí su marcha.

Siempre vi a Leslie como uno de los mayores referentes cómicos del cine. Daba igual que apareciera en películas más o menos desafortunadas, especialmente en estos últimos años. Él siempre cumplía. Lo veía por la pantalla y, en el instante, sabía que me iba a reír. Siendo aún más crío (que raro me resulta decir eso) me bebía todas sus películas cómicas. No importaba que mi madre soltara su tópica frase: ¿otra vez esta película?, ni siquiera el horario que me podía resultar un tanto inconveniente. Ahí estaba yo, preparado para reírme en el momento que apareciera.

Por eso me siento un poco más huérfano hoy y por eso duele tanto su adiós. Porque la verdadera razón por la que me quiero dedicar al mundo del cine es, tan solo, una: Las personas. Aquellas que han hecho posible que me ría, me emocione, me plantee el mundo desde otra perspectiva. Son las personas las que han creado en mí ese deseo. Y, sin duda alguna, Leslie Nielsen fue una de esas personas.

Puede que muchos (como si alguien fuera a leer esto) piensen que estoy exagerando, que estoy colgado, o que debo echar un polvo urgentemente. Sencillamente, me la suda. El cine, el que me enamoró, está muriendo. Gente que le dio sentido, como Manuel Alexandre o Leslie Nielsen, entre muchos otros, se está marchando. Y miedo me da pensar en el día en el que grandes como Woody Allen o Clint Eastwood se vayan.

Otros muchos vendrán, mejores o peores. El cine perdurará y la calidad nunca se extinguirá.

Pero los que me regalaron aquel primer concepto del cine serán irremplazables.

Leslie Nielsen, descansa en paz.

lunes, 26 de abril de 2010

Yo sigo...

Lost. Admito que no he sido el fan nº 1 de la serie. Me vi la primera temporada de un tirón, mientras que la segunda y la tercera las vi sin orden alguno, según el episodio que pillara zappeando. A partir de la cuarta temporada seguí la serie al ritmo americano, y pretendo hacerlo hasta su fin, el 23 de mayo. No tengo ninguna duda de que ésta serie se ha hecho un hueco en la historia de la televisión, ¡y muy merecido! Aún así, tengo que contaros un secretillo...

¡Un momento! Antes de nada quiero haceros una aclaración. Ahora mismo me encuentro escribiendo desde un ordenador portátil que será destruido en cuanto acabe ésta entrada. He cerrado mis esplendorosas cuentas bancarias y me he dado de baja del FHM. También he comprado un billete de ida en avión hacia un país mediocre y alejado de los conocimientos geográficos que pueda tener cualquier americano. Mi familia y amigos..., bueno, en estos momentos me alegra ser una persona cerrada y alejada de las relaciones sociales.

Como verán, va a ser difícil dar conmigo. Estoy tomando las precauciones necesarias ante alguna posible represalia.

¿Por qué?

Porque mi secretillo es el siguiente:

Lost me parece una serie mala.

Fundido Negro.

Sobre el fondo negro, aparece en blanco, y girando, la frase Diario de un Director Frustrado

Corte.

(¡Wuau! Menudo cliffhanger, ¿eh? Sólo espero no tardar 6 años en escribir un post para explicaros todo.)

martes, 20 de abril de 2010

Crítica: Alicia en el País de las Maravillas

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En este caso, yo creo que un video con Kevin Smith vale más que mil palabras mías.



Por si alguien no ha entendido mi opinión sobre el film, yo sentí lo mismo que Kevin Smith sintió por Tim Burton por la adaptación de Batman que realizó.

Me despido, no sin antes decirlo una vez más: Bumble Ward.

lunes, 19 de abril de 2010

Ideativitis.

La gente me pregunta de donde saco mis ideas, y creo que se asemeja a una enfermedad. Me refiero a que es igual que cuando abres una ventana o..., o tienes que coger el metro. Te expones a que te invada un virus. Del mismo modo, en mi vida dejo que me invadan las cosas que me rodean, ya sean un programa de televisión, o si oigo una conversación al azar y pienso ¡qué interesante! Y no sé, a veces..., a veces una sola imagen puede ser suficiente para que él pueda..., pueda penetrar en mi organismo y empiece a crecer hasta apoderarse de mi cuerpo. Y antes de darme cuenta, mi única posibilidad de escapar es escribir el libro, aunque eso signifique que por el camino cree algunos monstruos.

Timothy Hutton (La caja Kovak)


Así son los virus. Todos tienen una forman semejante de actuar. Da igual que hablemos de aquellos que producen enfermedades, de aquellos que se encargan de jodernos nuestros ordenadores (como el simpático que se me coló anteayer en mi portátil), o de aquellos que existen únicamente en nuestras mentes, las ideas.

Las ideas pueden surgir tras horas y horas de concentración o, de repente, sin tan siquiera buscarlas. Realmente, una vez que se tienen, no importa como han sido fabricadas. En el momento en el que aparecen y nos seducen, siempre que nos seduzcan, acabamos enfermos. Ni el paso del tiempo, ni la experiencia, ni nada puede hacer que las olvidemos. Entonces, ¿cuál es la cura? Realizar la idea. ¿Quieres escribirla?, ¡escríbela! ¿Quieres cantarla?, ¡cántala!. Sólo convirtiendo en realidad lo inexistente podrás avanzar a cosas nuevas.

Sé de lo que hablo. En mi caso, en casi cualquier cosa que pretendo realizar, añado ideas varias que he tenido a lo largo de los años y aún no he podido realizar. Es algo inevitable en mí. Cuando el proyecto se cae, las ideas vuelven a su casa esperando otra oportunidad para alzar el vuelo.

Quizás tu idea no es del todo buena o quizás culmine en una obra maestra que cambiará la forma de ver el mundo, o una parte de él. Eso no lo sabe nadie. Lo que yo si sé es que te aportará experiencia, una perspectiva nueva, diferente. En la mayoría de los casos eso no es suficiente, cierto. Pero como se dice: A falta de pan, buenas son galletas.

Por otra parte hay algo que me aterroriza. No es el hecho de tener una idea irrealizable, que también, ni nada parecido. Lo que hace que me cague en los pantalones es la gente que hace lo imposible para no infectarse con este virus. El desconocimiento por las normas, los tecnicismos, y los modelos, hacen que huyan inmediatamente. Y lo peor es que se trate de personas creativas que niegan la posibilidad de que lo sean.

En la Facultad, tengo amigos que se comportan así, y si alguno de ellos está leyendo esto (y espero que se den por aludidos) que se dejen de tonterías y se atrevan a enfermar sin que les importe el resto. Que no se trata de cuanto sepas, sino de cuanto puedas aprender.

viernes, 16 de abril de 2010

¡Peligro! Zona en obras.



No quiero empezar dando la bienvenida, ni explicando que clase de persona soy, ni las innumerables razones por las que deberiais quedaros a seguir el blog. No lo haré por tres sencillas razones:

1) Porque no hay nadie que esté leyendo esto ahora mismo. Es estúpido dar la bienvenida a nadie.

2) Porque quiero ser original, aunque lo original hoy en día sea lo típico.

3) Porque hay cosas más importantes de las que ocuparse, como redecorar el blog.

Y es el tercer motivo el que más debería preocuparme ahora, porque es lo que tiene abrir un blog. ¿Cómo le das un toque más personal?, que defina la clase de persona que eres. ¿Cómo cambias la forma de una cosa? Y es que de eso se trata, de cambios. Al igual que la vida misma, estos pueden darse de golpe, producirse durante un prolongado periodo de tiempo, o no darse nunca. Desgraciadamente, es difícil realizar esos cambios, ya sea por pereza o por miedo, preferimos dejar las cosas como están. No sé cuando, pero espero comenzar las obras en el blog cuando llegue el momento.

De todas formas, no sean superficiales. Lo importante no se halla en el aspecto, sino en el interior, en la calidad del contenido...